Este mundo gira deprisa sin importarle un carajo quien se maree sobre él. A la velocidad de un click, niños mutilados, asesinatos, guerras, hambrunas... nos inundan tanto el cerebro que apenas nos impactamos por ello, son un simple hecho de la cotidianidad como el cagar o el respirar y, desde luego, menos desagradable que en el primer caso. Este no es un libro bonito, tampoco un libro crítico, tal vez ni siquiera un buen libro, pero sí uno necesario, pues con él trato de sacudir por el alma a tanto muerto en vida que decide acochinarse sobre un sofá mientras el ordenador, la televisión y los medios son quienes piensan, deciden, viven por él. Con este libro lo único que pretendo es lograr un impacto emocional tan sumamente agresivo que no te quede otro remedio que levantar el culo y comenzar a pensar por ti mismo... o morir.